Este es uno de los rincones más impresionantes de los que podemos disfrutar en nuestra tierra.
En este encuadre podemos ver el desfiladero, la pasarela, e incluso el mar (dorado por el brillo del Sol) al fondo.
Usando pasarelas artificiales en los lugares más conflictivos del sendero, se puede disfrutar de unas vertiginosas vistas de este desfiladero en el que transcurre el río Almanchares.
Por todo el camino, la variedad botánica es muy variada, ya que se combinan enclaves típicos de sierra con los de ribera en el último tramo. Así, en el trayecto se podrán ver pinos -pinaster y negro-, olivos, acebuches, varios tipos de matorrales (esparto, tomillo, matagallos y aulagas, altabacas) y palmito.
En lo que se refiere a fauna, la reina de esta zona es la cabra montés, que se puede ver con cierta facilidad a primera hora de la mañana o ya por la tarde. Más complicado será avistar a los jabalíes que merodean la zona. Son más escurridizos, pero suelen dejar huella de su presencia en el camino. También se pueden ver numerosas aves. Algunas rapaces, como distintos tipos de águila; carroñeras, como el buitre leonado; y aves propias de estos hábitats, como la collalba negra, el escribano montesino y el acentor alpino.
Mucho menos oido que el conocido Caminito del Rey, pero que se sitúa en un enclave (a mi parecer) de más belleza y riqueza tanto de flora como de fauna.
Apúntatelo en tu lista de próximas visitas, no te dejará indiferente.